Asalto al Louvre: ladrones sustraen joyas y obligan al cierre del museo más famoso del mundo

El robo de unas joyas de gran valor este domingo en el Museo del Louvre de París, que ha obligado a cerrar temporalmente sus puertas, reaviva la preocupación por la seguridad en los centros culturales más importantes del mundo y se suma a una extensa lista de hurtos históricos de obras de arte.
El incidente se conoció pocas horas después de que el miércoles se anunciara la desaparición del cuadro Naturaleza muerta con guitarra (1919), del pintor malagueño Pablo Picasso, una de las figuras más codiciadas por los ladrones de arte.
La obra, de propiedad privada, había salido de Madrid con destino a una exposición en Granada, pero nunca llegó a su destino.
Antecedentes de grandes robos artísticos
La historia del arte está marcada por audaces robos que conmocionaron al mundo. El más célebre ocurrió el 21 de agosto de 1911, cuando Vincenzo Peruggia, un empleado del Louvre, sustrajo la Mona Lisa. La pintura sería recuperada dos años después en Italia.
El 18 de marzo de 1990, el Museo Gardner de Boston sufrió el robo de once obras maestras, entre ellas piezas de Rembrandt, Degas, Manet y Vermeer, valoradas en 100 millones de euros. Fue uno de los hurtos más costosos de la historia.
Otros robos recordados incluyen los 20 cuadros de Van Gogh sustraídos en 1991 del museo dedicado al artista en Ámsterdam —entre ellos Los girasoles—, aunque el botín fue recuperado apenas media hora después. En Rusia, en 1999, un matrimonio robó 226 piezas del Hermitage, detectadas años más tarde durante un inventario.
También destacan el robo de La playa de Pourville de Claude Monet (2000) en Polonia, el de El grito y La Madonna de Edvard Munch (2004) en Oslo, y el célebre Códice Calixtino sustraído de la catedral de Santiago de Compostela en 2011 por un electricista despedido.
De Cannes al castillo de Arundel
El hotel Carlton de Cannes fue escenario en 2013 de uno de los mayores robos de joyas de la historia, cuando un individuo se llevó piezas valoradas en 136 millones de dólares pertenecientes a la joyería Laviev.
Más recientemente, en 2021, fueron robadas del castillo de Arundel en Inglaterra unas cuentas de rosario que habían pertenecido a María Estuardo, junto con otros valiosos objetos.
Los expertos en seguridad cultural subrayan que los robos de arte combinan sofisticación y vulnerabilidad institucional, y recuerdan que "la fama de una pieza es su mejor camuflaje": cuanto más reconocida, más difícil de revender, pero también más deseada por el prestigio que representa.